El polvo en plantas mineras representa un problema recurrente que afecta tanto la operación como a la salud de los trabajadores y al medio ambiente. Estas emisiones, traducidas en polvo en suspensión o derrames, pueden reducir la vida útil de los equipos y, en algunos casos, incluso condicionar la producción misma de la planta.
El Manual de Ventilación Industrial (23ª edición) de la ACGIH establece que un control efectivo se logra a través de medidas de ingeniería que prioricen la captura en la fuente, el diseño de ductos con velocidades adecuadas y la correcta selección de sistemas de filtración. Estos principios técnicos son la base de cualquier solución sostenible.
No obstante, el problema del polvo en minería no radica en la falta de tecnología, sino en contar con una ingeniería adecuada que responda a las condiciones reales de operación. Un ejemplo común es el incremento de la capacidad de transporte en plantas que no actualizan sus sistemas de mitigación, lo que genera sobrepresiones y fugas de polvo que los encerramientos por sí solos no logran contener.
Las soluciones integrales de Experticia que incluyen el diseño de sistemas, van más allá de los encerramientos, incorporando técnicas secas, húmedas o combinadas, según la naturaleza del polvo y los requerimientos de la operación.
El éxito en el control del polvo no depende únicamente de instalar equipos, sino de integrar una estrategia de ingeniería que considere la mitigación, el mantenimiento especializado y el aseo tecnificado. Solo así es posible asegurar continuidad operacional, reducir costos de mantención y cumplir con los estándares ambientales y de salud ocupacional.
En Experticia, llevamos las recomendaciones internacionales al terreno, entregando resultados medibles y sostenibles para la industria minera.
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